Recordad:

Recordad: antes de untar la mantequilla tirad la tostada al suelo para saber por qué lado va.

viernes, 19 de diciembre de 2014

Mareando la perdiz

Cuando se ha acabado el día
ya me invade la certeza
de las siete cosas hechas a la vez.

Lo he notado en la alegría
que se funde con tristeza
que he hecho quince cosas todas medio bien.

Y un par de horas paseando sin hablar,
 otro rato dando rules por ahí.
Treinta vueltas de rotonda sin parar,
 y no encontré jamás las llaves que perdí.

Y no sé explicar del todo bien
qué es lo que he hecho medio mal.
No se cantar del todo mal y queda bien.
Y es por la relatividad,
que a veces queda medio bien
hice la teoría bien y salió mal.

He tirado la tortilla,
mientras le daba la vuelta,
yo solo quería ponerla del revés.
Y vino hasta la vecina,
dando golpes a la puerta
protestando era la hora de comer.

Y una horita dando vueltas al café,
un rato largo para hacer la digestión.
Y su tiempo para pensar bien qué hacer,
y un descanso después de la decisión.

Y al final toda la noche sin dormir,
he perdido al risk contra el padilla al sol.
Después de tanto pensarlo no salí
ni siquiera he terminado esta canción.
Y no sé explicar del todo bien
qué es lo que he hecho medio mal.
No se cantar del todo mal y queda bien.
Y es por la relatividad,
que hay veces que me hace feliz
pasarme el día mareando la perdiz.


- Lagarto amarillo -

https://www.youtube.com/watch?v=D7f7Do2XLAw

jueves, 18 de diciembre de 2014

ESA GENTE QUE AÚN BUSCA PELAR LA MANZANA DE UNA SOLA VEZ




Campan a sus anchas entre nosotros como si de otra cualquiera persona se tratasen.

Tienen su vida, normal.
Su familia, amigos, sueños, compromisos y fallos.

Y, por eso, no es hasta que te cruzas con uno de ellos cuando te das cuenta de lo que de verdad son…

Fuentes interminables de sonrisas, agradecimientos, charlas entretenidas y sorpresas inesperadas.
Sólo hay que ver cómo miran las cosas, cómo interpretan lo que les dices, o cómo actúan ante los problemas que se les ponen delante.

Pero lo mejor no es eso.

Lo mejor es cómo te hacen sentir a ti. Cómo te tratan. Cómo te ven. Y, a fin de cuentas, y gracias a ellos, con su confianza y atención, cómo te ayudan a ser la mejor versión de ti mismo.

Y aún hay veces que se juntan un grupo de ellos.
Y entonces sólo te queda callar, escuchar, aprender, y disfrutar.


Campan a sus anchas entre nosotros como si de otra cualquier persona se tratasen (o igual sí que lo son, y lo que pasa es que el resto no lo sabemos…)

viernes, 12 de diciembre de 2014

Sonríe





Hay una persona, existe, seguro, tiene que existir, somos muchos, malo sería que no existiese….
Hay una persona que cada mañana se despierta para ir a la playa a ver amanecer, espera pacientemente a que el Sol despunte por el sencillo horizonte y, como si de un pistoletazo de salida se tratase, en ese momento empieza su día, a partir de ese instante, y hasta que esté en su cama acostada y vuelva a cerrar los ojos, disfruta viviendo cada momento como si fuese el último (toma topicazo al canto! Pero esperad, que sigo.)


Se pasea por la calle tarareando una canción que se inventa sobre la marcha a la par que, cada cierto número aleatorio de pasos, sorprende a los que comparten acera con ella con un movimiento de baile, a veces un simple talón-punta discreto, tan repetido en sus antiguas clases de educación física de primaria, otras veces un salto mortal con doble tirabuzón (o eso le parece a ella).
Sube por unas escaleras mecánicas andando, no dejándose llevar, y chocando la mano con los que bajan en sentido contrario al suyo. El que choca ya lo considera como un amigo más, el que no lo hace solo siente pena por él… “él se lo pierde” piensa, y busca su siguiente objetivo. Los días que no tiene excesiva hambre aún sube y baja varias veces más por las escaleras, con una sonrisa de oreja a oreja que provoca  que el resto de la gente , asombrada, no pueda apartar la mirada de ella “mejor! Así ven cuando les toca que les choque!”.

Un desayuno en su cafetería favorita, donde a fuerza de ir día sí día también, conoce a los camareros que siguen esforzándose en llevar bien la bandeja y al jovial jefe que sigue confiando en que algún día lo conseguirán. Qué fácil es servir a esa persona, siempre un café con leche, con dos azucarillos, y luego el bollo a elegir por el camarero que la atienda, ni lo pide, únicamente dice “lo de siempre”.
Nunca coge el periódico, que siempre está en la barra a disposición del que quiera echarle un vistazo, pero es incapaz de evitar intentar leerlo cuando alguien a lado suyo lo sostiene entre sus manos.

Al rato despertamos.
Cuesta levantarse ya que el Sol no nos espera para salir de su escondite, ya que apenas miramos a la gente con la que nos cruzamos, y no os digo nada de lo de bailar.
Pero, de vez en cuando, por alguna idea disparatada, un rayo de loca alegría (que es la mejor) hace que se nos dibuje una sonrisa en la boca, digna de la niña del sueño, y entonces…

Ay! entonces… ay…..